El chiste
El chiste

El chiste

Génesis

Primero hubo silencio.
Luego, confusión.
Y finalmente, una carcajada de alivio, una revelación.

Dicen que el silencio y la risa son cosas distintas.
Pero en realidad, son lo mismo.
Como dos caras de la misma moneda.
Como una paradoja: imposible y posible al mismo tiempo.
Como un chiste.

Me refiero al chiste.
El mejor jamás contado.
Aquel que muchos han entendido… sin nunca haberlo escuchado.

Tal vez nunca tuvo un comienzo.
Y si no lo tuvo, tampoco puede tener un final.
Por eso es tan difícil contarlo.

Contar la eternidad no es tarea fácil:
no empieza con E, ni termina con D.

La paradoja

Contar el chiste suele arruinarlo.
Es como intentar hablar del silencio.
Un sinsentido.

Shhhhh…

¡Silencio!

¿Ves?
No funciona.
Estas palabras están haciendo ruido en tu cabeza.
Nombrar el silencio… es romperlo.

Y así pasa con los chistes:
explicarlos les quita la gracia.
Después de una explicación, nadie se ríe de verdad.

¿Sabes a qué me refiero?

Yo creo que nacimos sabiendo el chiste.
Y también creo que los perros lo entienden.
Y los burros.
Y los zorros, los árboles y los venados.

En realidad, todos lo entienden…
menos los humanos.
Bueno, al menos no la mayoría.

Más allá del entendimiento

El problema es que un chiste no hace reír cuando se entiende.
Hace reír cuando se siente.

Porque las palabras, por precisas que sean, nunca son suficientes.
Pueden expresar sentimientos, pero no serlos.

Como una gota de agua que asegura ser el océano.
Y lo es… pero no del todo.

La alegría de vivir está en experimentar el chiste,
en compartirlo.
Pero para eso, hay que sentirlo primero.

El chiste siempre ha estado dentro de nosotros.
Fueron las palabras las que lo cubrieron.

Por eso, he decidido vivir con una misión:
despertar la chispa del chiste que todos llevamos dentro.

Voy a hacer que la gente se ría.
Que se ría tanto…
que le dé un patatús.

Y después, que se ría del patatús.

En serio.

Aquí va el primer chiste que quiero compartir con ustedes.
Cuéntenlo.
Y luego me dicen cómo les fue:

¿Qué le dijo un silencio a otro silencio?

Posdata.

La respuesta al chiste no es “nada” 😉

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